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VERDADERO

Estudios recientes sobre el uso adecuado del tapaboca-nariz o barbijo sugieren que podrían prevenir el contagio de diferentes maneras. Las investigaciones muestran que su uso adecuado reduce tanto las posibilidades de transmitir como de contraer el nuevo coronavirus. Además, dos estudios recientes sugieren que el uso adecuado del mismo podría reducir la gravedad de la enfermedad en el caso de que la persona se contagiara.

Es importante remarcar que el uso adecuado del tapaboca-nariz o barbijo (cubriendo nariz, boca y mentón) demostró disminuir marcadamente los niveles de transmisión; sin embargo, los mismos no llegan a cero. Es por esto que mantener la distancia de 2 metros, siempre que sea posible, es clave para reducir al mínimo las probabilidades de contagio.

Al comienzo de la pandemia no habían pruebas sólidas sobre cómo se propaga el nuevo coronavirus y la poca evidencia no era suficiente como para hacer recomendaciones de salud pública sobre el uso de barbijos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. se abstuvieron inicialmente de recomendar el uso generalizado de barbijos, en parte debido a algunas dudas sobre el agotamiento de los mismos para los trabajadores de la salud. En abril, el CDC recomendó la utilización de barbijos cuando el distanciamiento físico no fuera una opción; la OMS hizo lo mismo en junio. Actualmente, el consenso sobre las evidencias científicas disponibles continúa reforzando la recomendación de utilizar tapaboca-nariz o barbijo. En Argentina, es obligatoria su utilización cuando estamos fuera de nuestras casas.

En cuanto a las evidencias que justifican su uso, se han realizado a lo largo de estos meses estudios de observación y de laboratorio. Los primeros se basaron en evaluar el nivel de contagio y mortalidad en jurisdicciones donde las personas debieron por reglamentación comenzar a usar el barbijo obligatoriamente y observaron una disminución en el crecimiento de los casos. Este tipo de estudios observacionales tiene algunas limitaciones, ya que no se puede asegurar que las personas lo hayan usado correctamente. El comportamiento humano es fundamental para saber qué tan bien funcionan los barbijos en el mundo real. Además, con otras restricciones impuestas en simultáneo (como la prohibición de reuniones sociales) es difícil distinguir el impacto real del uso adecuado de los barbijos.

Por esto último es que fueron útiles los estudios de laboratorio. En un estudio realizado en hámsters, se separó a los animales en dos grupos mediante un material que simulaba un barbijo: de un lado los infectados con el nuevo coronavirus, del otro los sanos. Se observó que solo el 25% de los sanos se infectó y con menor gravedad. En cambio, si no los separaba este material, un 66% de los animales sanos contrajeron la infección. Otros estudios en humanos han determinado que tanto el barbijo quirúrgico como el tapaboca-nariz de tela tienen un 67% de efectividad en proteger al usuario. Los hallazgos proporcionan una justificación para el consenso general sobre el uso de barbijos; los mismos protegen tanto al usuario como a otras personas.

Es importante recordar que no todos los tapaboca-nariz presentan la misma efectividad. Además del buen uso, depende del material con el cual están hechos y el límite de usos (para más información, ver: https://confiar.telam.com.ar/puedo-lavar-y-volver-a-usar-los-barbijos-descartables-de-friselina-quirurgicos/#1588354789513-d2fc1bf0-5f13).

Por último, el uso de barbijos traería aparejado otro beneficio. Hay evidencias que sugieren que el hecho de llevar un barbijo puesto podría ayudar al usuario y a quienes lo rodean a adherirse mejor a otras medidas necesarias, como el distanciamiento social. Recordemos que el uso del tapaboca-nariz así como el distanciamiento físico es una responsabilidad compartida.

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