APRESURADO
El plasma de pacientes recuperados es un tratamiento que se ha desarrollado para otras enfermedades (como la fiebre hemorrágica argentina) y se ha utilizado en el pasado.
Tras una infección se producen anticuerpos contra el patógeno que ingresó a nuestro cuerpo. Estos anticuerpos son un tipo de “arma” del sistema de defensas que circulan en la sangre y ayudan a combatir al patógeno si se enfrentan nuevamente a él. Durante una infección viral, los anticuerpos tienen la función clave de “neutralizar” al virus. Es decir, se unen al virus y evitan así que pueda ingresar a las células de nuestro organismo. Esta función de los anticuerpos se creyó que podría servir como tratamiento ante COVID-19, ya que un paciente recuperado de esta enfermedad puede tener estos anticuerpos “neutralizantes” en gran cantidad y, al transferirlos a un paciente enfermo, podría ayudarlo a combatir al virus.
Sin embargo, dos ensayos clínicos realizados hasta el momento con alto rigor científico, incluido el realizado en Argentina (PLASM-AR), mostraron que el uso de plasma de pacientes recuperados de COVID-19 no sería efectivo como tratamiento en pacientes con formas graves de COVID. Asimismo, vale la pena destacar que en ambos estudios se demostró que el tratamiento no tiene efectos adversos.
Actualmente se están llevando a cabo ensayos clínicos para determinar los beneficios que podría tener la transferencia de plasma de personas recuperadas de COVID-19 a pacientes que estuvieran comenzando la infección. Particularmente, en las personas pertenecientes a grupos de riesgo, antes que pudieran desarrollar formas graves de la enfermedad.
Fuente: CONICET