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APRESURADO

La vitamina C es conocida por sus efectos antioxidantes. Antiguamente se la ha asociado a la prevención y mitigación de los resfríos comunes. Pero al realizar varios ensayos a lo largo del tiempo, se observó que no tenía ningún efecto sobre la severidad o duración de los síntomas del resfrío común, ni sobre otras infecciones respiratorias como neumonía y bronquitis. Por el momento no existen evidencias  concretas que respalden a la Vitamina C como tratamiento contra el COVID-19.

Solamente hay trabajos previos, realizados en lesión pulmonar y sepsis causada por una infección generalizada en los que se vio algún beneficio. Se observó que la administración de esta vitamina, de manera intravenosa y en dosis altas, podría disminuir la mortalidad en estos casos. A partir de estos resultados, se comenzaron algunos ensayos clínicos para investigar si puede ser utilizada como tratamiento para pacientes graves de COVID-19, pero los resultados aún no han sido publicados.

Por el lado de la prevención, tampoco hay evidencias que respalden su uso. Si bien su uso en pequeñas cantidades no suele ser dañino, el consumo exacerbado de esta vitamina puede ser perjudicial para la salud, incluyendo efectos adversos como náuseas, cólicos o piedras renales.

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