VERDADERO
Se ha observado que la infección con el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, puede causar distintos eventos trombóticos (coágulos sanguíneos) en la persona infectada. Estos coágulos sanguíneos pueden presentarse en venas y arterias bloqueando el flujo de sangre, pudiendo causar una enfermedad pulmonar y cardíaca grave, e incluso la muerte.
Pocas personas que recibieron algunas de las vacunas que se están aplicando hoy en día contra COVID-19 han presentado como evento adverso muy raro, un tipo particular de coágulo sanguíneo. Este evento adverso poco frecuente se observó en las vacunas de Pfizer, Moderna, Oxford-AstraZeneca y Johnson & Johnson. La frecuencia de aparición de este es aproximadamente de 5 casos por millón (0,0005%) en vacunados mientras que es de 39 casos por millón en enfermos de COVID-19. Es decir, casi 10 veces más probabilidad de padecer este tipo de evento trombótico por COVID-19 que por la vacuna que nos protege de la enfermedad. Más aún, considerando que la trombosis en general se presenta en un 14,8% de los enfermos de COVID-19, el riesgo de padecer coágulos es mucho mayor por la infección con el virus que por la vacunación. Por esto se recomienda, en esta situación de pandemia en la que la infección es muy probable, seguir utilizando estas vacunas para prevenir COVID-19.
Mientras se estudiaban estos eventos adversos de la vacunación, algunos países europeos pausaron el uso de la vacuna de Oxford-AstraZeneca. Posteriormente, la Agencia Europea de Medicamentos determinó que la trombosis grave fue un efecto secundario extremadamente raro y levantaron las restricciones debido a que el beneficio de vacunarse es muy superior al riesgo. Según la última estimación de la Agencia Europea de Medicamentos, el riesgo de trombosis venosa asociado a la vacuna Oxford-AstraZeneca es de 5 por 1 millón, similar a lo visto para Pfizer y Moderna.
En E.E.U.U., las autoridades de salud recomendaron una pausa en la vacunación con la vacuna de Johnson & Johnson después de que se diagnosticaron algunos coágulos de sangre en vacunados. La vacunación fue retomada luego de 11 días de pausa y, como medida preventiva, agregaron una etiqueta de advertencia sobre la posibilidad de coágulos de sangre extremadamente raros (esto también lo hizo la Agencia Europea para la vacuna de Oxford-AstraZeneca). Hasta la fecha, no hay información de que los pacientes con enfermedades de la sangre y/o factores de riesgo preexistentes de trombosis o autoinmunidad tengan un mayor riesgo de presentar trombosis como evento adverso de la vacunación. Sin embargo, a la luz de los hallazgos, los pacientes deben ser conscientes de la posibilidad remota de tales síndromes y, si se presentan síntomas que sugieran problemas de coagulación, deben buscar atención médica inmediata e informar a los profesionales de la salud sobre su vacunación reciente a fin de tratar el evento adverso y no sufrir complicaciones mayores.