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VERDADERO

En un estudio realizado en distintos países de Europa se observó, en un porcentaje de pacientes graves de COVID-19, la presencia de anticuerpos que reconocen e inhiben la acción de unas proteínas propias del organismo humano, llamadas Interferón α e Interferón ω. Estas proteínas son generadas por nuestro sistema inmune cuando nos infectamos con un virus; son parte de los mecanismos de defensa contra estos patógenos, así que tener anticuerpos que inhiben su acción es contraproducente en cualquier infección viral. Estos anticuerpos fueron hallados en al menos el 10% de los pacientes con neumonía grave por COVID-19 potencialmente mortal.

Es importante aclarar que la presencia de estos anticuerpos no fue inducida por el nuevo coronavirus, sino que su producción se debe a defectos previos del propio sistema inmune de la persona, y que la presencia de tales anticuerpos se hizo evidente ante el contagio con el virus causante de COVID-19. Se piensa que esos anticuerpos redujeron la respuesta contra el virus SARS-CoV-2, empeorando así el desarrollo de la enfermedad en esos individuos.

Un dato interesante es que casi la totalidad de pacientes que presentaron estos anticuerpos eran varones de edad avanzada, lo que podría llegar a explicar, en parte, la mayor incidencia de mortalidad en varones adultos respecto a mujeres. Identificar la preexistencia de estos anticuerpos ayudaría a brindarle a los pacientes un tratamiento más adecuado y evitar, por ejemplo, que donen plasma (parte líquida de la sangre que contiene anticuerpos), ya que sería contraproducente para otros individuos.

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